Add parallel Print Page Options

Como ya había situado hombres al acecho en el aposento, Dalila le gritó:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Él rompió los mimbres como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

10 Entonces Dalila dijo a Sansón:

—Tú me has engañado, me has dicho mentiras. Descúbreme, ahora, te ruego, cómo hay que atarte.

11 Él le respondió:

—Si me atan fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

Read full chapter